Séptimo mes: El desarrollo de la confianza
El séptimo mes: de la semana 27 a 30
Este mes es donde realmente es necesario aprender a confiar en nosotras y en nuestro cuerpo, en nuestro bebé, en nuestra ideas y explorar profundamente cómo deseamos que nuestro parto se desarrolle.
Nos introducimos en la recta final y eso genera cierto estrés o ansiedad ya que debemos tener todo listo (según nosotras) y sin embargo, nuestro cuerpo, experimenta cambios muy intensos durante este último trimestre. No basta con saber que es cuando la panza más crece y por ende, cuando nos sentimos más pesadas y limitadas hasta cierto punto ya que realmente, la movilidad ha cambiado de pies a cabeza nuestra vida.
Finalmente, la panza hermosa y redondeada que hemos deseado desde el día 1 de embarazo, ahora está allí apuntando a todo el mundo y la gente se sonríe y te contempla como sorprendido de la magia que esconde tener un bebé en tu cuerpo. Ahora todo el mundo tiene que ver con nuestra panza, y quiere opinar y saber y sobar... hay que saber manejar esta etapa ya que puede que nos sintamos abrumadas. Todos tendrán algo que decir de una experiencia que tuvieron o de una amiga que tienen y así, la cadena de opiniones, no viene sola, viene con temores incluidos y por eso, hay que manejar con "guantes de seda" los temas y reacciones por nuestra salud mental y por nuestro bebé. Yo sonrío cada vez que alguien me dice algo que tal vez no comparto, o cuando te preguntan por el parto, un tema tan privado y sagrado y terriblemente satanizado. A veces siento que de verdad la gente no se da cuenta de cuán delicado son estos temas para una madre primeriza sobre todo. Por eso escucho con humildad pero no me creo todo lo que me dicen. Hay que ser muy sabias, y mientras más se acerca la fecha de dar a luz, hay que extraer más paz y sabiduría de nuestra vida.
El inicio de este tercer trimestre marca el inicio de la recta final. Por eso, naturalmente, comenzamos a pensar en cerrar, en preparar, en terminar de tener todo organizado para el gran día.
Seguramente es ahora que piensas en todo lo que tu bebé necesita. Yo, comencé a investigar etapa a etapa, mes a mes, cada cosa a su momento para no sentirme saturada. Ya es bastante poder comprender nuestro cuerpo y sus cambios como para sobreestresarnos queriendo apurarnos en todo... es como siempre he pensado "no existe una mujer embarazada apurada". Estamos en la "dulce espera", en la máxima prueba de paciencia y confianza. Así que honremos nuestra misión.
En este mes compré la cuna de mi bebé. Una cuna usada en perfecto estado y cuya presencia en la sala (por ahora) se ha vuelto un recordatorio espacial continuo sobre que debemos alistar las cosas del bebé. Pero, calma. Siempre calma. Sin pausa, pero sin prisa.
Entre las cosas que pude realizar este mes fue mi Blessingway o círculo de bendiciones, que es una ceremonia prenatal cuya analogía más cercana sería el babyshower. Puedes leer mi experiencia aquí Esta experiencia marcó mi embarazo de una forma especial, ya que reafirmé mi maternidad de un modo muy poderoso y me acerqué a mi deseo sobre el parto y la maternidad.
Este mes es perfecto para buscar una doula (aunque yo la tuve desde el primer momento) gracias a esta experiencia del Blessingway que organicé con mi doula durante este mes, fue que me di cuenta de cuán importante es contar con este apoyo. Si todavía no sabes qué es una doula, te recomiendo leer www.placentera.com
A este punto del embarazo he visitado 3 ginecólogos de los cuales, debo decir, me cuesta mucho confiar y sentirme respetada. Mientras más investigo, más me doy cuenta de que somos extremedamente vulnerables todavía al sistema de salud y sus protocolos. Hay procedimientos que en realidad no considero necesarios, y digo esto, sobre la base de la experiencia de otros países, de mujeres que están día a día despertando a su poder y denunciando la violencia obstétrica que tanto se vive en el mundo. Sin embargo, este tema lo dejaré para más adelante, donde dedicaré un post exclusivamente a mis reflexiones (muy personales) sobre el parto. A lo que voy, es que a este punto del embarazo es ideal sentirse cómoda con el doctor o la partera que hayamos escogido. Yo me he entrevistado con 3 parteras y todas me encantan, el problema es que vivo en una zona donde no es tan sencillo. Pero repito, volveré luego con este tema.
Sobre la montaña rusa de cambios físicos de este séptimo mes, debo decir que mi mayor trauma han sido las hemorroides...¡susto! Sentir como te presiona el bebé todo bien abajo me ayuda a entender que todo allá abajo está bien apretado y luchando por brindar comodidad al bebé. La recomendación es no hacer fuerza, no agacharse mucho, no pujar al evacuar, y descansar. Existen cremas que alivian estas hemorroides que son muy normales en el embarazo y que, por dicha, desaparecen tras el parto. (Ya veremos).
Ni hablar de los calambres, la espalda y la costilla. Es precisamente de las dolencias que surgen de la nada. Si bien es cierto que la espalda se ve afectadita durante todo el embarazo, ya que es nuestro eje y la que soporta más duramente el aumento de peso, la sensación en la parte baja de la espalda, a nivel del coxis o la pelvis, es bastante intenso durante este mes, al menos así lo fue para mí. Sentía como mis huesos de la pelvis se abrían literalmente generando una presión que resultaba en ciertos pinchazos cuando hacía ciertos movimientos. La clave está en no alarmarse y comprender que debemos hacer el esfuerzo de descansar. Aunque suene raro, debemos "esforzarnos" en descansar. A los 6 meses estamos rebosantes de energía, pero ya en el tercer trimestre es momento de ir mucho más lento de lo que queremos y lo que creemos. Yo no soy de la clase de personas que toma siestas, pero durante el embarazo, todo se justifica. Así que los bajones repentinos de sueño y cansancio, las piernas pidiendo un alto, y la espalda gritando "¡siéntate un poco!" son señales de que estamos creciendo y nuestro embarazo avanza a la perfección. Hasta despertarse a mitad de la noche gritando y haciendo contorsiones está bien, ya que los calambres son parte del embarazo y simplemente debemos aprender a vivir con ello, así como aprendemos a vivir con una panza que crece día a día y que luego será un bebé que necesitará de toda nuestra atención, amor y cuidado. Es un proceso hermoso que debemos concientizar para que todo resulte más amable y llevadero. La primera vez que sentí un calambre estaba tratando de voltearme de posición ya que no lograba acomodarme (hay que decir que cada mes es nuevo reto para dormir porque la panza ha crecido y aunque sabemos que lo ideal es dormir del lado izquierdo con almohadas entre las piernas, no siempre es tan sencillo). Mientras cambiaba de lado sentí como un gran mordisco en mi pantorrilla derecha y comencé a gritar del dolor, mi esposo se levantá asustado y yo solamente me muevo de un lado al otro tratando de buscar la posición de mi pierna para que cese el dolor. Es muy desagradable. Sentía la pantorrilla mordisqueada hasta 3 días después. Luego sentía a mitad de la noche que estiraba las piernas y apenas percibía que vendría un calambre, cambiaba inmediatamente de posición y así he logrado evitar ciertos calambres. Hay que entender que la circulación en nuestro cuerpo es otra. Nuestra sangre es más, bombeamos más y retenemos más líquido, así que todo esto tiene, necesariamente, que generar situaciones como estas. Eso sí, nada como acostumbrarse a levantar un poco las piernas antes de dormir y ojalá recibir buenos masajes en las piernas y pies. Es un regalo de plenitud.
El dormir no sólo se ve afectado por los calambres sino también porque nuestras costillas empiezan a molestar a medida que el bebé crece y alcanza las costillas porque nuestro útero ya está alcanzando su máximo. Las pataditas del bebé ya se pueden sentir directo en las costillas y por toda la panza ya se ve como los bultitos de sus extremidades estiran nuestra barriga. Al dormir se siente mucho la presión en la costilla sobre la que estás acostada y si el bebé empieza a moverse, pues tendrás una fiesta de sensaciones antes de poder entregarte al descanso. A veces hasta me despierto por los movimientos que hace. Allí comienzo a hablarle y le digo: "¡Oye hijo mío, qué grande estás! Qué hermoso saber que eres grande, sano y fuerte, sólo cuida que a mami no le duela por fa".
Es obvio que todos estos cambios físicos vienen de la mano de cambios en nuestro sentido del humor. Yo me siento modo ermitaña cada vez más. Quiero enfocarme en las cosas que me gustaría hacer antes de que naciera mi bebé. Pintar, escribir este blog, meditar, hacer yoga, cantar daimoku, cocinar, y evitar todo tipo de cosas desgastantes. A veces estoy muy irritable y sólo quiero dormir y comer y descansar. Como he comentado, me gusta evitar conversaciones sobre temas álgidos de parto y embarazos y me gusta evitar conversaciones políticas y de noticias que no sigo desde hace rato por preservar mi mundo de paz y vida dentro y fuera. No se trata de aislarse al 100%, siempre estaremos expuestas, pero el tercer trimestre para mí, es el momento de refugiarnos y preservarnos energética y físicamente para lograr manifestar nuestros deseos de la mejor forma.
La preparación para recibir al bebé es diaria y sostenida. No hay día en el que no piense en algo que hacer y algo que me falta del bebé. Empieza a despertar el instinto de la creación del nido.