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Reflexiones sobre el Día de la Mujer y la verdadera celebración:

Muchas mujeres conmemoran el día de la mujer sin saber realmente qué sucede. Algunas festejan, otras protestan. Muchas celebran que son guerreras, independientes y libres de ser como son, otras reclaman la igualdad de género; sin embargo, más allá de los tacones o los converse, más allá de tu orientación sexual y tu cuerpo, está el sistema. El sistema es machista ya que promueve los intereses "del macho" a ultranza y si tiene que oprimir, lo hará. Para conseguirlo solo hace falta represión, dominación, silencio, enmudecimiento, posesión. ¿Por no estar "armadas" no podemos atacar? ¿Debemos recibir el golpe?

Todo eso se acabó. Ahora las mujeres no permitimos ningún irrespeto. Salimos, alzamos nuestra voz y esperamos, como mínimo, ser oídas y tomadas en cuenta. Protestamos porque desde hace más de un siglo luchamos contra el patriarcado y el falocentrismo. El primero, impone un orden social en el que el padre comanda como jefe de familia. Por su parte, el falocentrismo, es la naturaleza masculina reducida al pene y a su capacidad de alzarse y sublevarse en cualquier momento bajo los estímulos más predecibles y con una sed insaciable de operatividad... ¿Sabías que Aristófanes, dramaturgo de la antigua Grecia, en Lisístrata, una de sus obras teatrales, planteaba (siendo él hombre) que para poner fin a la guerra las mujeres debían hacer una "huelga sexual"?... de allí que Lisístrata signifique "la que disuelve los ejércitos". ¿Pero qué clase de huelga es necesaria hoy para disolver el ejército de odio contra la heterogeneidad, la diferencia, la rebeldía?

La cosificación ha estado siempre, pero lo relevante es que hoy en día no nos importa seguir siendo cosificadas porque ahora somos nosotras mismas quienes escogemos qué ser. ¡Genial! Nunca será lo mismo si yo decido. Yo decido si ser prostituta, abogada, madre, lesbiana o todas las anteriores juntas. Todas podemos escoger y a la vez todos somos iguales. Entonces, ¿por qué seguimos sintiendo la llaga de la desigualdad?

El origen y la evolución de la celebración del Día Internacional de la Mujer

La pregunta es ¿hacia dónde vamos con tanta protesta? Muchas mujeres han tergiversado el sentido de nuestras demandas creando vínculos de odio y rechazo hacia el género masculino que perjudican y solapan el motivo de base: la igualdad de género. Lucha que comenzó hace más de un siglo en una fábrica en la que las condiciones laborales, los salarios, los derechos y privilegios no eran igualitarios. De allí que el comunismo sonara tan bien, porque se anhelaba la reconstrucción de una sociedad en la que la identidad femenina tuviera un lugar "común". Se requería validarla. Ahora no reclamamos un lugar, pues en teoría ya lo tenemos, pedimos que sea real en la práctica. Menos discurso y más acción.

La transformación de la celebración tiene que ver con que se han actualizado los motivos de la protesta. Actualmente, las mujeres podemos votar, trabajar, usar jeans, tomar anticonceptivos o casarnos con otra mujer, pero sigue habiendo problemas de violencia de género, violencia obstétrica y, —la peor—, violencia epistémica.

Nos hemos torturado tratando de construirnos y de encajar según ciertos esquemas o conceptos. Unas quieren ser las mujeres fuertes que trabajan, que son independientes, libres, ganan su dinero, administran sus finanzas y compran lo que les place. Otras quieren ir en minifalda y tacones sin que se les acuse de provocadoras. Quieren ser policías o amas de casa, madres y freelancers.

Ya basta de eso, hermana. Sé tú misma y no te compares. Haz tu historia y celébrala, pero eso sí, no te dejes arrebatar lo que es tuyo y solamente tuyo: tus elecciones, tu forma de ver el mundo e integrarte a él. Sé tú misma y valora tu misión.

Las mujeres, por sublevación contra el macho, se desligaron de sus ciclos menstruales tomando píldoras para poder tener control sobre su fertilidad, pero eso las desconectó de su sabiduría bioquímica interior. Por rebeldía, dejaron a sus bebés con "falsas madres" o en guarderías con biberones o chupetes para ellas poder trabajar bajo un esquema de "tiempo-valor", dejando de lado la esencia de que ese tiempo valor en casa es todavía más valioso, pero en otros términos, los términos del antisistema. El sistema necesita mujeres consumistas, auto esclavistas y hedonistas donde la familia y los valores colectivos parecen un discurso muy "comunista". Ahora son ellas solas y sus empleos, ellas solas y sus zapatos, ellas solas y sus brasieres —que habían dicho tirar a la basura—, ellas solas y sus parejas consented o casuales. Está bien, todo eso está bien, pero siempre que tú lo hagas porque así lo crees y siempre que no cuestiones a la que lo hace distinto por ignorancia o decisión.

Hay mujeres que por rebeldía son simplemente "opositoras a" o haters de los hombres o de la energía masculina y sus representaciones de poder. De ese modo, han creado más heridas en nuestro inconsciente colectivo, heridas con nuestra masculinidad.

El feminismo es bueno siempre que se apegue a la defensa de las mujeres, pero no es una forma de vengar la historia. Las cosas fueron como fueron y gracias a ello podemos comprender porqué somos de una u otra manera y, sin ser deterministas, decidir hasta cuándo seguir repitiendo patrones de conducta destructivos hacia nosotras mismas y nuestras hermanas mujeres o hacia nuestros compañeros hombres o mujeres.

Y con todo, ya no se trata del género, ahora hablamos de culturas, de tribus, de LGBTQ+, donde la clasificación es una ridiculez. Es hora de que empecemos a celebrar la vida: ¿Cómo? respetando la naturaleza humana y la dignidad de la vida de TODOS LOS SERES más allá del género, de la identidad y de la madre que nos parió.


Si queremos hablar de mujeres hoy en día, más que género y sexo, hablamos de psique, de esencia y energía femeninas. Si queremos hablar de mujeres, hablamos entonces de esa prototípica mujer salvaje, que es la verdadera medicina a todos los males femeninos. Como dice Clarissa Pinkola Estés:


"Cuando las vidas de las mujeres se quedan estancadas o se llenan de aburrimiento, es hora de que emerja la mujer salvaje (...) La naturaleza salvaje acarrea consigo los fardos de la curación; lleva todo lo que una mujer necesita para ser y saber. Lleva la medicina para todas las cosas. Lleva relatos y sueños, palabras, cantos, signos y símbolos. Es al mismo tiempo el vehículo y el destino. Unirse a la naturaleza instintiva no significa deshacerse, cambiarlo todo de derecha a izquierda, del blanco al negro, trasladarse del este al oeste, comportarse como una loca o sin control. No significa perder las relaciones propias de una vida en sociedad o convertirse en un ser menos humano. Significa justo lo contrario, ya que la naturaleza salvaje posee una enorme integridad. Significa establecer un territorio, encontrar la propia manada, estar en el propio cuerpo con certeza y orgullo, cualesquiera que sean los dones y las limitaciones físicas, hablar y actuar en nombre propio, ser conciente y estar en guardia, echar mano de las innatas facultades femeninas de la intuición y la percepción, recuperar los propios ciclos, descubrir qué lugar le corresponde a una, levantarse con dignidad y conservar la mayor conciencia posible".


¡Feliz día Mujeres, que cada día sea una celebración y un canto a tu naturaleza!


Hecho está.


Con amor,


Ceci





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